La Técnica Definitiva para Artistas y Almas Creativas
Déjate inspirar por tu propia vida para dar a luz nuevas realidades y ahórrate bloqueos creativos y esfuerzos en vano con esta metodología, paso a paso (¡y con una plantilla para imprimir!).
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Encontrar nuestro ritmo creativo, el balance perfecto entre inspiración y acción, es un auténtico arte.
Siempre había sido de esas personas súper productivas que crean con mucha facilidad. Mis ideas normalmente fluyen rapidísimo — de hecho, a veces trato de cortarme porque me puedo embalar, ideando y actuando mucho antes de que a otra persona de mi equipo le haya dado tiempo a pestañear (si sabes de diseño humano, soy generadora manifestante).
Hasta que hace 9 meses, nació una idea en mi interior: La belleza de la oscuridad. Sentí una llamada muy fuerte a escribir (¿un libro?) para acompañar cada una de nuestras vivencias: las más bellas e inspiradoras, pero también las más dolorosas y transformadoras.
Al principio recibí mucha inspiración. Estaba muy motivada, lo sentía parte de mi misión. La idea iteró y se convirtió en un oráculo, pero eso ya es otra historia.
Al principio recibí mucha inspiración, pero luego llegaron diferentes bloqueos creativos y todo se ralentizó. Necesitaba encontrar una técnica que me ofreciera un espacio de inspiración sin provocarme parálisis.
El caso es que era un proyecto en el que estaba completamente sola. Y que era algo completamente nuevo para mí. Y que era muy ambicioso y extenso. Y que había otras muchas cosas sucediendo en mi vida al tiempo. Y que estaba en medio de otros muchos proyectos. Y que me sentía pequeñita para compartir mi voz (¿quién era yo para ser leída?). Y que no tenía ni la menor idea de cómo se podía materializar un proyecto así (¿cómo encontrar ilustrador/a? ¿cómo llegar a una editorial?).
Así que necesitaba encontrar una técnica que me permitiera relajarme suficiente como para darme el tiempo de recibir inspiración. Pero también necesitaba que disolviera mis bloqueos y me impulsara a escribir con disciplina.
Porque madre mía, encontrar nuestro ritmo creativo, el balance perfecto entre inspiración y acción, es un auténtico arte.
>> Si te fuerzas a ir demasiado rápido, pierdes la oportunidad de conectar con el sentido de esa creación y de explorar las diferentes posibilidades que presenta. Lo más seguro es que acabes con un “lo que pudo ser y no fue” y que tu creación no te produzca esa sensación de orgullo y satisfacción.
>> Si, por el contrario, te detienes más de la cuenta, quizá dejes que te coman los miedos, que te bloqueen las creencias aprendidas, la incertidumbre o la indecisión. Entonces no es que acabes con algo a medio camino de su potencial, es que no acabas.
Así que el quid de la cuestión es encontrar nuestro tempo creativo.
Quizá la respuesta se encuentre en nuestra propia naturaleza. ¿Cómo hace Ella para crear nueva vida? Nuestro cuerpo, desde que concibe la vida hasta que da a luz a un nuevo ser, toma 9 meses.
No te alarmes, no te voy a decir que cada pequeña idea o proyecto necesite de un tiempo de 9 meses necesariamente. De hecho, ni siquiera te va a requerir más tiempo.
Esta técnica, que se basa en la profunda sabiduría de nuestro propio cuerpo, sirve tanto para un proyecto laboral como para cualquier sueño personal: crear un espacio de gestación.
Un espacio de gestación es un lugar físico, digital, mental o energético (ahora te explico mejor las alternativas) en el que tu idea semilla va a poder desarrollarse libremente. Es decir, sin tu intervención. Una vez esté preparada (y lo sabrás), entonces entras tú para accionarla.
Veamos cómo llevar esto a cabo, paso a paso:
Lo primero es que te llegue la semilla de la inspiración. Sí, lo sé. Esto no se controla. No queda otra que rendirse al proceso, pero si quieres facilitar este paso, puedes hacerte — o hacer al Universo — las siguientes preguntas:
- ¿qué te sientes llamado o llamada a crear en este momento?
- ¿hacia donde te guía tu ilusión?
- ¿cómo se te pide expresar tus dones ahora?
Aquí es donde realmente empieza la técnica. Ahora sí, vas a crear un espacio de gestación para esa idea. Hay varias opciones, pero mi favorita es un espacio físico. ¿Por qué? Porque al verlo materializado, nuestro ego se relaja y nos permite gestar con mayor tranquilidad.
Para ello, coge una caja de zapatos y escribe en la tapa el nombre de la semilla (el nombre del proyecto en sí no tiene por qué ser ese). También puede ser un cuaderno, una bolsa o un cajón.
O si no quieres un espacio físico, crea una espacio digital: un tablero de Pinterest, una nota del móvil o una carpeta en Google Drive.
Un poco menos efectivo es un espacio mental o energético: simplemente tener esa idea en la cabeza.
Ahora vas a dejar que la Vida te inspire: pensamientos, ideas, imágenes, conversaciones, recortes, referencias, citas, sonidos… mete todo lo que quieras en tu espacio, pero abstente de hacer nada más. Resiste la tentación de ponerte a crear por el momento. Ni siquiera revises el contenido del espacio.
Cuando realmente un proyecto te llama a ti, el Universo entero te facilita la inspiración.
Solo ve llenándolo de manera orgánica, sin ni siquiera proponértelo. Es decir, no dediques tiempo a pasear por Pinterest, ni a ir a exposiciones o buscar en revistas con tu idea en mente.
Si ese proyecto es para ti, tu propia vida es suficiente inspiración. Y si no lo es, no encontrar nada en tu vida que lo inspire puede ser una señal. Quizá querías hacerlo por cumplir expectativas, porque es lo que otros hacen o porque te parecía cool.
Algunas preguntas que te puedes hacer en esta fase son:
- ¿cuál es el alma de esta creación?
- ¿por qué tiene sentido que yo sea el canal para esta creación? ¿cómo se conecta este proyecto con mi vida?¿cómo se refleja en mi ser y mi historia?
- ¿qué ideas están surgiendo en mí? ¿cómo inspira cada experiencia de mi vida esta creación?
Va a llegar un momento en que en tu mente se forme una idea muy clara de la creación. Sucede de repente: la señal determinante es esa sensación de “ahá”, cuando todos los puntos se conectan y todo tiene sentido. “Solo” necesitas bajarla a tierra.
En este punto, puedes revisar el contenido de tu caja, cuaderno o espacio virtual, aunque la mayoría de veces ni siquiera es necesario (solo era para darte la tranquilidad de que estabas trabajando en ello, el espacio para que se desarrollara la idea libremente, pero sin morir por el camino). La inspiración ya es parte de la idea y de ti.
Ahora prepárate para un flujo creativo continuo. Bueno, variable, pero ininterrumpido. En mi proyecto, al llegar a este punto, me puse a escribir todos los días, incluidos los fines de semana. En este momento, la disciplina es clave. Si puedes trabajar todos los días a la misma hora, aunque sea poco tiempo, es muchísimo mejor para sostener el caudal que darte una panzada un día.
Ahora ya la visión está clara, el propósito interiorizado y tu creación deseando ver la luz.
Si eres como yo, tu flujo creativo funciona mejor cuando estás creando varias cosas a la vez. Entonces puedes tener varias cajas con espacios de gestación, y también combinar proyectos en diferentes fases (un par en gestación, otros en semilla y otro en acción, por ejemplo.)
O puede ser que para ti funcione mejor enfocarte en un solo proyecto al tiempo. Sigue lo que mejor te funcione.
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